martes, 16 de noviembre de 2010

SATANÁS EN EL CONFESIONARIO

San Juan María Vianney (el Santo cura de Ars), no se libraba de Satanás ni cuando estaba confesando.
Solía comenzar con sus confesiones antes de la salida de sol, de madrugada, antes incluso de rezar el Rosario de la Aurora.
Un día en el que había gente haciendo fila para ser confesada por él desde el día anterior, al terminar una de las confesiones se dirigió al Santísimo y allí estuvo rezando por espacio de una hora. Después se dirigió a la Sacristía a beber un poco de agua, y el Padre Raymond le preguntó que por qué se había levantado a rezar, cuando normalmente no lo hacía, a lo que el Santo Cura de Ars le contestó:
" He ido a rezar porque Satanás está molestando de nuevo a mis penitentes, les murmulla cosas al oído durante la fila de las confesiones, les hace sentir vergüenza de acercarse a mi, les hace sentir inútil el hecho de confesarse, ya que de todos modos pecarán de nuevo y  les hace sentir nervios y mucho calor, para que se vayan  de la fila, y tenía que rezar, porque lo veo a sus anchas, y no podía permitir eso."
Nunca subestimemos al Diablo por que sus tretas son muchas, y su maldad infinita

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias que el Señor nos conceda su gracia siempre para salir siempre vencedores unidas en oración y un abrazo fraterno

Boss dijo...

No es porque sea el santo cura de Ars, pero me creo bien lo que dice.

Anónimo dijo...

El mismo vivió esos ataques del demonio.

Kara dijo...

Yo también me creo lo que dice. Muchos han sido los santos Visi que han recibido auténticos palizones por parte del Diablo, pero que bueno es que ellos tengan la capacidad de ver lo que nosotros no vemos y así prevenirnos del peligro. Un abrazo a todos ¡

Angelo dijo...

Uyyy por fin me ha dejado, es que te he escrito en otro post que no se abrían los comentarios.
Pues me recuerda al Padre Pio, también tuvo un acompañamiento especial por parte del diablo. Menudas batallas libraba.

Anónimo dijo...

Gracias que Dios te bendiga siempre unidas en oración un abrazo